Testimonio de quien fuera exalumna de Mons. Kaiser. Extracto de la carta redactada por la Sra. Consuelo Zagal Consuelo de Rovira en el año 2014.

Me llamo CONSUELO ZAGAL DE ROVIRA y soy una exalumna de Mons. Federico Kaiser… Fui trasladada al colegio “Beata Imelda”, en Lima. Era día lunes, y con el primero que me encuentro al llegar al colegio es con el Padre Kaiser. Desde la primera clase me impactó su personalidad. No vestía con elegancia, pero sí con mucha pulcritud.  ¡Y qué clases tan amenas!  Yo era todo oídos.  Nadie se cansaba de escucharlo.  Para mí, las clases más lindas eran las clases de religión dadas por el Padre Kaiser… eran interesantísimas.  Había en ellas mucha moral y ética.  Se conocía la Biblia al derecho y al revés.  A quien le hiciera una pregunta sobre la Biblia, él le contestaba con citas bíblicas.  Abría su Biblia y exactamente allí estaba lo que él buscaba.  La más que nadie.  Jamás en mi vida conocí un sacerdote que le aventajara en el conocimiento de la Biblia…

Al Padre Kaiser no se le escapaba nada cuando corregía los exámenes, ni la ortografía.  ¡Un alemán corrigiéndonos la ortografía española!  Ese era el Padre Kaiser.  Yo lo admiraba.  Quería aprender de él.  Conozco muchos sacerdotes buenos, pero ninguno como el Padre Kaiser.  Él era pobre pero pulcro.  Mucho me impresionó cómo observaba la pobreza.  Me acuerdo que al colegio iba con su boletito de ida y vuelta; costaba, me parece, 50 centavos.  Una vez había dejado entre las hojas del libro su boleto, y se le había extraviado.  Cómo lo buscaba afanado.  Se notaba que había tenido el dinero exacto para su pasaje de ida y vuelta…

Yo tuve la suerte de que el Padre Kaiser fuera mi director espiritual.  Desde niña tenía inclinación por el matrimonio, quería verme rodeada de hijos.  Mi madre rezaba porque nos tocara a mi hermana y a mí un hombre digno de Dios.  Gracias a Dios que tuve esta suerte.  Claro, la oración es el arma más poderosa del cristiano…

Cuando estaba por casarme, yo rogaba que sea el Padre Kaiser sea quien bendijera mi matrimonio. Fui a la iglesia San Felipe y le hablé. Gracias a Dios que lo conseguí… Fue un feliz matrimonio.  Hoy tenemos 57 años de casados.  Voy por los 58 años de casada con un hombre bendito por Dios.  Tuve cuatro hijos.  Al primero ¡lo bautizó el Padre Kaiser!  ¡Sí, mi Padre querido bautizó a mi primer hijo!  Y si no bautizó a los demás, fue porque lo trasladaron a Caravelí…

Hubiera querido que él fuera sacerdote. No fue médico de almas, pero sí médico de cuerpos; es médico.  Hace dos semanas vino de chile para asistir a la reunión de su promoción de médico, porque cumplían Bodas de Plata. Me daba gusto verlo rezar con su rosario en la mano.  Es que yo crié a mis hijos como me criaron a mí.  Cada vez que hablo con mi hijo por teléfono, le hago recordar:  Ya sabes, hijo, que antes que médico … (no me deja terminar, completando él la frase) soy hijo de Dios, mamita.

Bueno, la felicidad me viene a raudales.  Qué más puedo pedir a Dios.  Ahora que Mons. Kaiser está en proceso de beatificación no hallo palabras para expresar mi alegría.  Ojalá tenga yo todavía vida para alcanzar a ver esa dicha.

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