Cuando llegamos las Madres a hacernos cargo de la parroquia de villa de Armas ( Castrovirreyna, Huancavelica), nos encontramos con la triste realidad que tanto varones como mujeres se embriagaban. La primera actividad que pasamos en ese pueblo fue «el día de la Madre», las mujeres estuvieron tiradas en la plaza y en las calles, por exceso del alcohol.
Así que, pusimos manos a la obra. El año siguiente organizamos una serie de actividades para erradicar el alcohol. Con anticipación, preparamos tres canastas grandes con víveres, ropa, objetos de cocina, y hasta cosméticos. Se adquiría un número para el sorteo participando en la celebración de la Palabra, por lo menos tres veces. Las canastas eran vistosas, y fueron donadas, las pusimos en la entrada del Templo para animar a las personas.
La primera celebración de ese día, fue por todas las mamás difuntas ¡Gratis! Todos los que querían podían anotar a sus difuntas. Esto resultó. La Iglesia se llenó. Con los niños de la catequesis y personas allegadas hicimos solapines, con la inscripción: tu parroquia te desea ¡ Feliz día mamá!
Organizamos un campeonato de vóley por barrios. Los premios lo donaron los residentes (dinero, gaseosas y lo más atrayente: un gran pastel de causa con la inscripción: Feliz día mamá). Después del deporte de la mañana vino el suculento almuerzo parroquial. No podía faltar el tradicional chicharrón de alpaca.
Por la tarde, se realizaron juegos de ginkana, participaron sólo las mamás. Hubo carrera de encostalados, tiro al blanco, armar rompecabezas, etc. Concluimos con un bingo. Las barras más entusiastas fueron las de sus hijos. Finalizamos con la celebración de la Palabra, y luego la rifa, terminando con un compartir. Hasta elegimos a la mamá parroquial ( la que más participaba en la Iglesia) con cetro y corona.
De este modo pasaron todo el día bien ocupadas. Así poco a poco se fue erradicando el alcoholismo del pueblo.