Eran días de fiesta patronal, y teníamos bastante labor. Pero el trabajo no es motivo para dejar de atender a nuestros fieles. Así que fuimos a hacer las respectivas visitas a domicilio.
Llegando a una casa, una señora estaba por salir, pero al vernos se quedó en casa. Ella ya no vive en el pueblo, sólo vuelve de vez en cuando. Nos contó varias cosas que le habían pasado. Su esposo le fue infiel, dejándola con sus 4 hijos. Desahogó todo su sufrimiento llorando. Pero algo que nunca dejó fue su oración. Una oración confiada, que le había devuelto la salud corporal.
Hemos tratado de darle mucho ánimo, sobre todo en la oración, y animándola a que continúe en la Iglesia Católica, pues hay muchos que le han ofrecido sacarla de su estado si se hace hermana en su secta. Como actualmente vive en la ciudad, le aconsejamos que se confiese y comulgase. Ella quedó muy agradecida y nos invitó a volverla a visitar.
Ahora nos tocaba ir a la siguiente casa, pero parecía que no había nadie pues la puerta estaba cerrada. Ya nos íbamos, cuando divisamos a un hombre de aproximadamente 38 años, en la huerta. Nos saludó muy contento diciendo “Yo siempre las he querido conocer. Mi hija Esther, me habla muy bonito de ustedes”
El hombre había abandonado a sus tres hijas con su madre. Había conocido a otra señora y se encontraba viviendo con ella. Se encontraba en un estado lamentable. Su conciencia le acusaba y estaba atormentado.
Madre Abelina le habló sobre la gracia y el perdón de Dios. Le explicó con claridad la cuestión del pecado en que se encontraba, de la moral, de la fe. Escuchaba como un niño con mucha atención. Le hemos animado a que vuelva a la vida de gracia, a pedir perdón y enmendarse.
De nuestra parte, no nos queda sino, rezar mucho y ofrecer sacrificios por nuestros fieles.
Patmos Canaria, Ayacucho, Perú.
Madre Electa MJVV