Era la fiesta de San Isidro Labrador, terminada la procesión, nos sentamos un rato a descansar en el atrio de la Iglesia. Al rato, apareció un hombre preparado para ir a sembrar. A su lado, otro hombre vestido con pollera y chompa, en la espalda llevaba unas muletas. Se hacían los borrachos, era simplemente un espectáculo, con bromas pesadas y nada dignas. Terminada la actuación se acercaban a los demás pidiendo algo de limosna.

Nos quedamos hasta el final para hablar con estas personas. Les hicimos ver el error en que estaban. Se justificaron diciendo que es una costumbre de antaño, pero ello no justifica lo que hacen. Las costumbres no deberían rebajar nunca la dignidad de la persona, que es imagen de Dios. Hemos tratado de hablarles con toda la claridad posible. Cuántos nos escucharon entendieron y aceptaron que habían cometido un error. Ojalá que vayan cambiando poco a poco y se abran a Dios y su gracia.

Patmos de Villa Canaria, Ayacucho, Perú

Madre Electa MJVV