Misión
Como dice el Papa Francisco, “la Iglesia debe ser como Dios: siempre en salida”. Siguiendo el mandato el Señor de “Ir por todo el mundo y proclamar el Evangelio” (cfr. Mc. 16,15), debemos ser anunciadores de la Buena Nueva porque “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad” (1 Tim. 2,4).
Apostolado es aquello para lo cual Jesús eligió, preparó y envió a los doce. Los católicos somos llamados a tomar parte en este apostolado, gracias a nuestro Bautismo, es la voluntad de Dios.
Este apostolado se hace extensible a varios campos:
-
Apostolado de la oración: es de suma importancia para el apostolado y su obra; sin oración la labor apostólica queda infecunda. De esta importancia era consciente el Apóstol San Pablo, “Hermanos, oren por nosotros, para que la Palabra desde Dios siga propagándose y adquiriendo gloria” (2 Tes. 3,1). Sin oración no hay apóstol ni apostolado. Quien no puede ser apóstol de la Palabra, que lo sea de la oración. El apostolado de la palabra debe ser acompañado y fecundizado por la oración.
-
Apostolado de la Palabra: es una obligación verdadera, “No contengas la palabra cuando sea oportuna, y no escondas tu sabiduría por vanagloria” (Eclo. 4,23). “Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo…” (2 Tim. 4,2)
-
Apostolado del Buen ejemplo: la sal da sabor a la comida, de modo que gusta; nuestra amabilidad debe dar sabor a nuestro hablar de modo que guste: “Y a un siervo del Señor, no le conviene altercar, sino ser amable con todos, pronto a enseñar, sufrido, y que corrija con mansedumbre a los adversarios, por si Dios les otorga la conversión que les haga conocer plenamente la verdad” (2 Tim 2, 24-25). Como dice el conocido refrán “Palabras ilustran, ejemplos arrastran”.
-
Apostolado entre los pobres: Socorrer a los pobres en espíritu apostólico es apostolado como la oración y el buen ejemplo. Esta ayuda a los pobres sirve además muchísimo preparando la mente y voluntad de los pobres para que reciban gustosos la Palabra de Dios.
Las Misioneras de Jesús Verbo y Victima queremos integrar nuestro apostolado específicamente misionero, trabajando en lugares alejados, abandonados y pobres para cumplir con el mandato misionero del Señor de id y predicad. Como dice el Papa Francisco:
La misión también será siempre “missio ad gentes”, porque la Iglesia siempre debe ir más lejos, más allá de sus propios confines, para anunciar el amor de Cristo a todos.