Al llegar al cementerio público la sra. Vilma de Montoya, en representación de la Municipalidad, le dirigió el siguiente sentido y agradecido panegírico, poniendo en evidencia no solo las cualidades y las dotes humanas del Siervo de Dios, resaltaba sobre todo sus virtudes y su vida santa:
Hermano Mons. Kaiser, hijo ilustre de Caravelí. Se acaba de abrir un compás de silencio en el bullicio de tu pueblo. La máquina de la vida se ha desarticulado porque uno de sus elementos vitales ha dejado de funcionar […]. Llegamos a este santo recinto para dejar tus sagrados restos […] hombre santo, lleno de virtudes, con palabras de consuelo y de perdón, manos caritativas que jamás se cansaron de hacer el bien a los demás; aceptaste todas las tareas más difíciles y penosas, venciendo la fatiga el cansancio, callando ante los demás tus sufrimientos […] quizás no reconocemos los innumerables y valiosos beneficios que diste a tu querido Caravelí, como siempre solías decir «mi querido Caravelí». Tuviste el don de llegar profundamente al corazón de tus hermanos por medio de la comprensión; prudentes y sabios fueron tus consejos, estricto y equitativo fue tu proceder. Con tu mente clara, tu inteligencia limpia, espíritu afable y alegría contagiosa supiste llevar […] a tu Congregación «Jesús Verbo y Víctima» […]. Rebosantes de alegría salen todos los ángeles del cielo a tu encuentro donde compartirás la gloria del Señor. Estamos seguros que nunca dejarás de extender tu mano piadosa sobre tu pueblo que nunca te olvidará. Descansa en paz hermano Monseñor[1].
[1] Caravelí. Archivo Histórico Misioneras Jesús Verbo y Víctima, Sección Fundador: Panegírico de Vilma Montoya, teniente alcalde (Municipalidad, 30 septiembre 1993).