De misiones en San Juan de Lucanas

Por motivo de la Semana Santa, fuimos a San Juan, un pueblito que pertenece a Lucanas, Ayacucho. Para Madre Leonela y Madre Teresia, quienes son gemelas, fueron sus primeras misiones, así que iban llenas de entusiasmo.

El distrito de San Juan es muy pobre, pero cuenta con una Iglesia que es Patrimonio cultural del Perú, por su antigüedad. Las personas viven de lo que producen sus chacras, por las mañanas se van a trabajar y a ver los animales. Las únicas personas se encuentran en el día son quienes trabajan en la municipalidad, en la posta, en los colegios: inicial, primaria y secundaria y alguna que otra tienda. Estos fueron los lugares por los que empezamos a visitarlos y a bendecirlos a cada uno con agua bendita. E íbamos invitándolos a todas las actividades que haríamos por la Semana Santa.

Por la tarde hicimos la catequesis con los niños y jóvenes. Madre Teresia y Madre Leonela fueron las encargadas de hacer jugar a los niños, quienes muy contentos hacían bulla en la plaza. El señor alcalde del distrito, estuvo muy contento porque de costumbre no se ve a los niños jugar todos unidos, sino que cada uno quiere hacer lo que a él le gusta, pero con las madrecitas, todos jugaban felices.

Cuando llegamos a San Juan, hicimos la procesión del domingo de Ramos, un niño vestido de blanco, montado sobre un burrito hizo las veces del Señor. Y las personas con sus palmas daban el Hosana, respondiendo ¡ Viva Cristo Rey!, cuando se les pedía.

El lunes, martes y miércoles santo hicimos muchas visitas a domicilio, e imposiciones del Evangelio, pues queríamos aprovechar al máximo la ocasión de transmitirles estas gracias. El miércoles santo por la noche hubo la procesión del encuentro, salió el anda del Señor, y por otro lado el anda de la Virgen de los dolores. Muchas personas participaron de la procesión hasta altas horas de la noche, a pesar del trabajo del día.

El Jueves Santo, tiene un tinte especial por ser: el día del Sacerdote, la Institución de la Eucaristía, y el mandamiento del Amor.                                        Al llegar el Padre, los niños le cantaron en la entrada de la Iglesia «Sacerdote para siempre quiero ser», y le tiraban flores sobre la cabeza. Luego de la solemne Santa Misa y el lavatorio de los pies, se hizo el traslado del Señor al monumento. Los jóvenes de secundaria, prepararon el reloj de la Pasión. Cuando el Padre salió a la sacristía para cambiarse, allí le esperaban los jóvenes para dedicarle un canto, un joven tocó con la quena: Eucaristía, Milagro de Amor. Le dieron su tarjetita de saludo, y le obsequiaron un regalo.

Por otro lado, varias personas se quedaron en adoración al Santísimo Sacramento. Esto duró hasta las 12 pm. Un jovencito, estuvo desde las tres de la tarde, hora en que fueron las confesiones, hasta las doce. Él había comprendido muy bien en la catequesis que en estos momentos tenemos que acompañar a nuestro Señor en su Pasión, y cuando su mamá le hacía señas para ya irse, él con la cabeza decía no. Después de la reposición del Santísimo, el joven preguntó ¿ahora qué sigue Madre? Como anteriormente las personas se amanecían en adoración, nosotras teníamos la intención de amanecernos, pero como no había muchas personas guardamos el Santísimo, sin ambargo el joven quería continuar. Para nosotras fue triste decirle que ya podía ir a descansar, pero también nos llenó de alegría saber cómo él había captado de corazón lo que recibió en la catequesis.

El Viernes Santo, día de duelo universal para la Iglesia. No podía faltar la película de la Pasión de Mel Gibson, que fue transmitida en la municipalidad gracias a la colaboración del Alcalde. Por la noche, hicimos la paraliturgia. Luego los llamados «santos varones» hicieron la desclavación del Señor, con una ceremonia solemne. Empezó todo en tinieblas, y en la puerta de la Iglesia, golpearon a un señor con látigos. Nos impresionó también que las personas se acercaban a hacer la adoración del Señor de rodillas, y al retirarse lo hacían de la misma manera. La piedad que llevan nuestros fieles en estas zonas sin duda alguna se debe a la Evangelización de los primeros misioneros. Pero también nos damos cuenta de la ignorancia que hay y la falta de catequesis, pues quienes bajan de la cruz al Señor deberían llamarse José de Arimatea, San Juan, San Pedro u otros. Sin embargo los santos varones llevaban el nombre de «Caifás, Judas y Pilato» De ello no nos habíamos percatado, si hubiéramos sabido los hubiésemos preparado antes.        Luego siguió la procesión del Señor en su ataúd junto a la virgen de los dolores, la cual duró también hasta las doce.

El sábado fue la preparación para la Vigilia Pascual. Todo debía estar de fiesta. Los más entusiastas eran los niños. Preparamos la fogata, el cirio, todo listo. E hicimos nuestra Vigilia. Tratamos de hacerlo lo más solemne posible, pues nuestros fieles debían comprender porqué esta noche es la más santa de todas las noches.                                                                                                                                                                                                                                Al finalizar, hicimos un compartir, celebrando en primer lugar el triunfo de nuestro Señor sobre la muerte y el pecado.

Al día siguiente, la solemne Santa Misa de Resurrección. Y …………………las despedidas de nuestros fieles, ya que este mismo día debíamos partir de San Juan. La gente se encariña bien rápido con las madres. Es doloroso que solamente vayamos por semana santa, y quisieran tenernos todo el año, pero……debíamos partir. Es muy interesante, pero aún sigue resonando ese grito que nuestro Padre Federico escuchó y razón por la cual fundó nuestra Congregación, ese grito que llamamos: «El grito de los Andes»

Madre Johana MJVV

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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